Hace un tiempo escribí este post sobre mis hábitos respecto al transporte público en el día a día. En retrospectiva, creo que resume por qué algunas funciones de Google Now o Siri aún tienen un largo camino por recorrer antes de llegar a sernos realmente útiles. Porque no somos robots, y no siempre escogemos el camino más rápido entre dos puntos, y existen preferencias como la cantidad de transbordos, de pasos, o incluso algo tan ajeno al viaje en sí y a la vez tan humano como es poder ver la ciudad y la luz durante el viaje. Sin embargo, Now sigue diciéndome la hora a la que pasa el próximo metro, día tras día. Google tiene datos suficientes sobre nosotros para saber dónde vivimos y dónde trabajamos (y probablemente que te dejen indicarlo tú en Google Maps sea simple redundancia y quizás un ejercicio de anti-creepiness). No creo que cueste mucho deducir por mis movimientos de cada día qué transporte y qué línea cojo cada mañana, y mientras aún no he decidido si me compensa la pérdida de privacidad ante la comodidad que podría ofrecerme, no puedo dejar de pensar que algo así sería un deseable próximo paso para los asistentes virtuales.