Tres años en Havalina

En 2006 empecé a tocar el bajo como interino en Havalina Blu, cuando aún la banda era un cuarteto compuesto por Manuel Cabezalí, Charlie Bautista, Javier Couceiro y Sara Iglesias.

Les conocía desde hacía tiempo, porque tenían mucha relación con una vieja compañera de mis estudios de sonido en el Puerta Bonita, y ella siempre me hablaba maravillas de ellos. Así que en cuanto tuve oportunidad fui a verles. Tocaron en el Café La palma en 2004, presentando su primer disco auto editado y salí entusiasmado del concierto. Les vi otra vez en 2006 en la desaparecida sala Chesterfield Café, presentando A Woman or Two, el primer disco que sacaban con Junk y, aunque aún no lo sabíamos, el cierre de una etapa. Ese concierto fue muy especial para mí, porque me devolvió las ganas de tocar en una banda. Para Havalina Blu también fue especial: de camino tuvieron un accidente absurdo que dejó el coche siniestro total y se las vieron negras para llegar a la sala con el equipo a cuestas.

Ellos habían escuchado grabaciones mías también a través de mi compañera, y creo que de alguna forma nos buscábamos mutuamente para hacer algo juntos. Así que un día, Manuel me dijo que les gustaría contar conmigo para servirles de apoyo en los directos, metiendo guitarras acústicas, teclados, percusiones… lo que surgiera. Yo ya había dicho que sí a todo, pero al poco tiempo me dijo que Sara, su bajista, iba a estar fuera varios meses y me pidió que la sustituyera durante ese tiempo. Así comencé a tocar el bajo con ellos. Ya había sido bajista anteriormente y el bajo es un instrumento que me llena de felicidad tocar. Con Havalina especialmente, me sentía como un niño pequeño en los ensayos. Pronto empezaron los conciertos.

Mi primer concierto con ellos fue en una desértica sala TAF de Madrid, ante una audiencia de menos de diez personas compuesta por los miembros de los otros grupos que tocaban, Melusa y Underwater Tea Party. Underwater era el grupo de Martí Perarnau, y Melusa era el grupo paralelo de Charlie.

La gira de presentación prosiguió con bastante irregularidad en la afluencia de público. La tónica era conducir durante muchas horas para tocar ante una audiencia escasa. Hacíamos todo lo posible por no desmoralizarnos, y lo conseguíamos porque lo pasábamos demasiado bien tocando. Aún así, hubo conciertos memorables, como el de Zamora el día 16 de febrero de 2007.

Lo que iban a ser unos meses de suplencia al final fueron algo más, porque la bajista decidió que no quería seguir tocando, así que me convertí en el bajista fijo de la banda.

Cuando apenas estábamos empezando la corta gira de A Woman Or Two, ya estábamos preparando nuevos temas en castellano. Era la única forma de no perder la ilusión. Entonces aún éramos un cuarteto a dos guitarras y tres voces, pero eso terminó en junio de 2007. Ese mes Charlie también abandonó la banda y nos vimos de repente convertidos en trio. Aceptamos esa nueva condición como una oportunidad. Ya habíamos tenido que tocar los tres solos un par de veces cuando Charlie no había podido venir a algún concierto y había sido muy interesante; aunque también nos cogía un poco a desmano porque habíamos arreglado todos los temas para un cuarteto y teníamos la grabación del nuevo disco muy cerca. Adaptamos todas las canciones al nuevo formato y funcionaban bien, pero de alguna forma sentimos que no era el disco que hubiéramos querido hacer si lo hubiéramos sabido, ya que algunas canciones sufrían en ese cambio.

Cuando se acercaba el momento de grabar, Junk dijo que no querían financiar la grabación. Teñíamos la sensación que no querían aportar por la banda así que les pedimos la carta de libertad y comenzamos a buscar alternativas. Decidimos sacar el disco con la discográfica de una banda amiga nuestra. Era Estoescasa!, formado por integrantes de los entonces Health Control (después Atención Tsunami). Entrecomillo “firmamos” porque creo que nunca se llegó a firmar el contrato por todas las partes. En cualquier caso, a todos nos bastó con el acuerdo verbal.

En septiembre de 2007, cuando yo me encontraba en plena separación sentimental, nos metimos a grabar al estudio de Isaac Rico lo que sería el primer disco en castellano de Havalina, que perdía el Blu del nombre y apostaba por un sonido más crudo.

Terminamos el disco en diciembre, pero por los papeleos, los problemas con la fabricación, y la distribución, no llegó a las tiendas hasta febrero. Mientras tanto, habíamos empezado a hacer la promoción del disco contando con Todoazul, la empresa de Miguel García Garrido, con quien acabábamos de firmar para que nos llevaran la contratación, la promoción y el management. Una promo que de poco servía sin tener el disco físico. Tuvimos que dar los primeros conciertos de la gira sin poder llevar copias.

Después, cuando por fin el disco ya había salido, apenas nos salían conciertos. Todoazul lo achacó a que la persona encargada de gestionar la banda no había estado haciendo su trabajo y fue despedida de la empresa. Desde dentro, nosotros vivimos ese momento como uno de los peores, porque se había tirado por tierra gran parte del trabajo que habíamos hecho con la composición y grabación. Sacar un disco requiere que se hagan las cosas en su momento para que el conjunto de esfuerzos surja algún efecto, así que “Junio” pasó bastante desapercibido entre los medios musicales gracias en parte a la desorganización que nos rodeaba y a la mala suerte.

Del mismo modo que pasó antes, durante la accidentada gira de “Junio” volvimos a encerrarnos en el local los lunes y los miércoles de cada semana, para seguir sacando temas. Y así pasó, que a los pocos meses de salir “Junio”, ya teníamos la mayoría de los temas de “Imperfección”, el que sería nuestro próximo disco. Esta vez no se trataba de canciones energéticas con un tempo rápido. Eran temas más densos, oscuros y pesados, que reflejaban nuestra situación personal de ese tiempo y nuestras nuevas inquietudes musicales.

Foto por Juan Aragonés

En ese momento fue duro seguir manteniendo el ritmo de trabajo, para cada uno a su manera. Seguir haciendo los conciertos, los ensayos, el trabajo y los otros compromisos personales. Para mí especialmente. Empecé a pensar que necesitaba parar, reorganizar mi vida. Llevaba años en una relación a distancia que me requería organización y viajar mucho. Pero había aún mucho trabajo que hacer en Havalina aún antes de entrar al estudio. Los primeros conciertos tocando temas nuevos, funcionaron muy bien y eso nos dio más fuerzas. Decidimos grabar el disco nosotros mismos. Estábamos convencidos de que era la única manera de conseguir exactamente el sonido que teníamos en mente. Las baterías las grabamos de nuevo en el estudio de Isaac Rico y lo demás lo grabamos entre el local de ensayo y la casa de Manuel, en un proceso relajado y agradable. Las canciones de este disco al grabarlas crecieron mucho, y funcionaban tan bien en directo, que empezamos a ver que iba más gente a los conciertos, que el myspace estaba que echaba humo, y que incluso cuando tocábamos para audiencias que no eran las nuestras, teníamos éxito. Empezamos a vivir conciertos realmente buenos, como el Ou Yeah 3, en Madrid y Granada, con Vetusta Morla, Amigos Imaginarios, Pájaro Sunrise y Zahara, donde conseguimos cerrar dejando el listón muy muy alto, con la gente pegando saltos y haciendo el cafre. O los dos conciertos que dimos con Babasónicos, en los que tocamos ante una audiencia considerable que, aún sin conocernos de nada, nos arropó como nunca. Alguien del equipo técnico de Babasónicos nos dijo que éramos la mejor banda que les había teloneado en muchos años, todo un halago. Parecía que la cosa empezaba a remontar de verdad, y desde entonces esa ha sido la tónica. Cada vez más arriba, el nombre de Havalina empieza a estar donde debía estar desde hace años. Sonamos más en las radios, y notamos ese interés que nos hace saber tiempo antes que un concierto va a ser un éxito de convocatoria. Y es que Havalina se ha curtido en el escenario, y esa ha sido nuestra baza. Ahora recuerdo que cuando entré en la banda, Junk nos promocionaba como “la banda con mejor directo de España”, y me entra la risa pensando en cómo sonábamos entonces, pero la verdad es que sí creo que nos hemos convertido en un grupo de mención entre los mejores en ese aspecto.

El próximo día 5 de Febrero de 2009, doy mi último concierto como bajista oficial de la banda en la Sala Taboo, junto a Boat Beam y Leda Tres, con el nuevo disco “Imperfección” a punto de ser terminado. Me voy en el mejor momento, cuando toca disfrutar de todo este trabajo. Me marcho porque he llegado a un punto, tras estos años de locura, en que he acumulado demasiada ansiedad tratando de dedicar a cada aspecto de mi vida lo que se merece. He compaginado mi banda, mi trabajo en Zinkia de 40 horas semanales y mi vida sentimental como he podido y me he agotado. Sé que arriesgo demasiado comprometiéndome a otra gira más pensando de antemano que no podré estar al 100%, porque además, esta vez, será una gira de verdad, espero. Por otra parte, otras circunstancias personales van a hacer de este año un año muy complicado e importante para mí. Tomar esta decisión ha sido uno de los procesos más difíciles de mi vida, y ahora, que por fin ha pasado un poco de tiempo donde he podido hacer retrospectiva relajadamente, me emociono pensando en todo lo que hemos hecho. Nos hemos comprometido a tope los tres, lo hemos pasado bien, hemos tenido momentos muy duros, y si me pusiese a contar anécdotas no terminaría nunca. Me siento muy feliz y agradecido de haber vivido esta experiencia que ya termina, y se me hace muy duro pensar que ya no voy a estar ahí con ellos. Pero estoy seguro que aún coincidiremos muchas veces. Quizá vuelva a hacerles alguna suplencia o colaboremos de alguna forma, porque no quiero perder el contacto con este proyecto que he amado tanto, que ha sido mío como pocas cosas antes. Espero de todo corazón que 2009 sea el gran año que Havalina se merece. Gracias por todo, compañeros.